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Sarah Álvarez de Miranda, nieta del gijonés, pronunciará la conferencia titulada "El último Melquíades Álvarez"
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“El advenimiento de la República, lejos de otorgar mayor protagonismo a Melquíades Álvarez, le colocó en el ojo del huracán. Primero, la conjunción republicano-socialista sembró de tachuelas su trayectoria para que no sacara adelante su nuevo proyecto político, dado que le restaría apoyos, sobre todo en su feudo asturiano. En la campaña de 1931, antes de un mitin en el Teatro Campoamor de Oviedo, espontáneamente, algunos alborotadores tomaron el recinto impidiendo la celebración del acto mientras las autoridades gubernativas estaban fuera de la ciudad. Luego la Ley de Defensa de la República, los desórdenes callejeros, la cuestión catalana y el fervor anticatólico alejaron a Melquíades Álvarez definitivamente del republicanismo. Tanto, que no faltan autores que le asocian con la Sanjurjada de agosto de 1932. Las voces más autorizadas dicen que si bien no estuvo implicado, al menos tenía conocimiento de lo que se cocía. Seguía apelando a la libertad, pero no la entendía sin orden. La Revolución asturiana de 1934 terminó de acercarle al conservadurismo –varios hombres de su partido integrarían distintos Gabinetes entre 1933 y 1935-. Sin embargo, en 1936 estaba totalmente apartado de la política. Dedicado por entero a su profesión, asumió, como decano del Colegio de Abogados de Madrid, la defensa de José Antonio Primo de Rivera. De todos modos, ya era un proscrito para el republicanismo y la suerte estaba echada. España estaba partida en dos. A comienzos del verano, Melquíades Álvarez, quizás por su amistad con el general Goded, estaba enterado de que se preparaba un nuevo Golpe de Estado. El 4 de agosto, con la guerra iniciada, los milicianos fueron a buscarle a casa de una hija. Pudo abandonar Madrid, pero no quiso hacerlo sin su familia. Fue trasladado a prisión. Él pensó que allí estaría seguro. Su final deja abierta la última cuestión sobre la que reflexionar a partir de estas páginas: más allá de la figura de Melquiades Álvarez, cuál fue el papel y el alcance del reformismo durante la Segunda República. Para ello, introducimos la última etiqueta que se le ha colgado al reformismo: conciliadores (Escudero, 1987). Esta nos sirve para exponer los presupuestos de la tercera vía respecto de los problemas acuciantes españoles y establecer el último hilo conductor que nos derive en el reformismo del tardofranquismo y la Transición. Este último reformismo tiene una notoria diferencia respecto del original: es monárquico. Si bien, también la rama del PSOE liderada por Indalecio Prieto en el exilio apostó por estrechar lazos con la monarquía para hacer oposición al franquismo”. Javier Redondo, “Los orígenes del reformismo en España”.
Sarah Álvarez de Miranda es la biógrafa de Melquíades Álvarez. Nieta del político gijonés, en 2006 escribió el libro titulado 'Melquíades Álvarez, mi padre. El canto de la moneda' (Ediciones Nobel), que está basado en los recuerdos de su madre.