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03/09/2020
LA IGLESIA CATOLICA ANTE LA SALUD Y LAS PANDEMIAS
Texto escrito por el Secretario de la Junta Directiva del Ateneo Jovellanos, Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica.

LA IGLESIA CATOLICA ANTE LA SALUD Y LAS PANDEMIAS
El dolor y la enfermedad, así como las epidemias y las pestes han acompañado a todos los humanos durante toda su historia, como narra la Biblia en sus primeras páginas desde el momento que el Adán y Eva seducidos por Satanás desobedecieron el mandato de su creador. Esta realidad conocida como pecado original desconcierto a los ateos modernos que luchan hasta la extenuación por erradicarla en vano de la mente de todos los hombres, y pesar de todos los intentos de buscar un mundo feliz aquí y ahora no logran pese a todos las utopías progresistas basada en el naturalismo cientifista, por erradicar la enfermedad y la muerte. Ante la realidad de le enfermedad, dolor y la muerte la Iglesia Católica desde su inicios siempre ha tenido entre sus misiones principales todo lo relacionada con esta dura realidad humana. Desde los primeros siglos ya los paganos se admiraban de cómo los cristianos se comportaban con los pobres y los enfermos. Un soldado romano por nombre Pacomio se admiraba como los romanos, sin discriminación, ofrecían comida a los afligidos hombres y mujeres, comida. Curioso preguntó quienes eran aquellas gentes y supo que eran cristianos. Acabó convirtiéndose al Cristianismo. Sería muy difícil de enumerar todas los obras de caridad y compromiso con la salud y enfermedad realizadas por en las parroquias, diócesis, monasterios, misioneros, sacerdotes, religiosos, religiosas, organizaciones laicales, simples fieles. Este espíritu de caridad y solidaridad propio de la Iglesia católica no nace de una ideología, ni en un ámbito político, sino esta enraizado en el espíritu de las bienaventuranzas y en el mandamiento nuevo de Jesucristo. Durante la Edad Media, tan criticada por odio e ignorancia culpable, como la época de la barbarie y de la oscuridad por los enemigos de la iglesias fue la Iglesia Católica la que fundó los primeros hospitales tal como hoy se conocen. Estos hospitales estaban destinados a dar cobijo a los extranjeros, enfermos, viudas y huérfanos, así como pobres en general. Una mujer Fabiola fundó en Roma el primer hospital público en Roma, recorría las calles en busca de hombres y mujeres pobres, enfermos. Después de la Caída del imperio Romano los monasterios se convirtieron durante siglos en proveedores de cuidados médicos. Se transformaron en centros médicos, conocida como medicina monástica. Durante el Renacimiento Carolingio, siglo VII se convirtieron en centros de estudio y de trasmisión de los textos médicos antiguos. En la época de la Cruzadas, tan denostadas por la leyenda negra anticatólica más sectaria, se fundaron los primeros hospitales europeos. Las Ordenes Militares, como los Caballeros de San Juan-los Hospitalarios- fueron los antecedentes de los que sería la Orden de Malta, que dejó una huella en la historia de los hospitales europeos, en las amplias instalaciones de Jerusalén, especialmente un hospicio fundado sobre el 1080, donde se daba alimentos a los pobres y cobijo a los peregrinos, muy numerosos sobre todo tras la victoria cristiana en la Primera Cruzada a finales de siglo. Las funciones del hospital se diversificaron ampliamente después de que el gran caudillo cristiano Godofredo de Buillón, quien dirigió las cruzados hasta Jerusalén donase a la institución caritativa importantes posesiones. Con Jerusalén en manos cristianos y las rutas a la ciudad abiertas, aumentaron las donaciones, se favoreció el intercambio cultural e económico. Según el testimonio de un sacerdote peregrino alemán, Teodorico de Wutzburgo, afirmaba: “al recorrer el palacio no podía juzgarse el número de personas que allí yacían, pues eran miles las camas que veíamos. No hay ni rey ni tirano con poder suficiente para mantener a diario tantos como en esta casa se alimentan”
Otra misión de la Iglesia desde la antigüedad ramona fue la atención total en tiempos de pandemias y pestes. Frente a los paganos son muchos los testimonios de los obispos católicos que promovieron muchas obras para atender a los enfermos y menesterosos. San Agustín fundó un hospicio para peregrinos y esclavos fugitivos donde se repartía ropa entre los pobres. San Juan Crisóstomo fundó una serie de hospitales en Constantinopla. Mientras que san Cipriano y san Efrén organizaban campañas de ayuda en tiempos de hambrunas y pandemias. Espacial mención merecen los obispos de las dos principales ciudades africanas de imperio romano, Cartago y Alejandría (nada que ver con la película de Amenábar claramente sectaria). Las sucesivas plagas de peste que afectaron a esos dos populosas ciudades, despertaron la admiración y el respeto a los cristianos por la valentía con que consolaban a los moribundos y enterraban a los muertos en un momento en que los paganos abandonaban a un terrible destino incluso a sus amigos. Los testimonios en este sentido son patéticos. Así San Cipriano reprendía a la población pagana de Cartago oir desvalijar a las víctimas de la plaga en lugar de socorrerlas:” No mostráis compasión alguna por los enfermos, sino que con codicia saquéis a los difuntos y aquellos a los que el miedo impide ser clementes. Se atreven, sin embargo, a obtener ilícitos beneficios”. En Alejandría, que también padeció una plaga en el siglo III, el obispo Dionisio relato algo que hacían los paganos: “arrinconaban a los que caían enfermos y se alejaban incluso de sus amigos más queridos, arrojaban en los caminos a los moribundos y allí los dejaban tratándolos con profundo desprecio cuando morían sin darles sepultura. Todo esto mientras los cristianos no se abandonaban los unos a los otros, sino que permanecían unidos y visitaban a los enfermos, sin pensar en los peligros que corrían, para ocuparse de ellos asiduamente (…) atrayendo sobre sí la enfermedad de sus vecinos y dispuestos a aceptar la carga de los sufrimientos de quienes los rodeaban”. El gran historiador del siglos IV Eusebio, narra que como resultado del buen ejemplo de los cristianos muchos paganos se interesaban por una religión cuyos fieles eran tan capaces de tanta devoción desinteresada. Aunque la mayoría de los textos históricos y médicos omiten estas realidades, la Iglesia Católica revolucionó, como escribe, Thomas Woods en su interesa estudio, Cómo La Iglesia construyó la civilización occidental, la práctica de la caridad sanitaria.